Panadería Santa Eduvigis: «Un negocio líder en la industria de panaderías»

Fundada en 1955 por doña Ernestina Castro, lo que inició como una tienda de barrio fue transformado en un próspero negocio de pan por esta mujer emprendedora. Hoy Panadería Santa Eduvigis es una empresa familiar que mantiene los valores de su fundadora: Perseverancia, integridad , ahorro e  inversión constante.

Ernestina Castro fue el artífice de este próspero negocio. Ella fue una niña huérfana nacida en Metapán y desde su juventud mostró sus dotes de emprendedora. A los 15 años montó una de venta de dulces en el parque de Metapán y luego se dedicó al alquiler de máquinas de coser marca Singer a costureras de esa localidad, lo que le permitió capitalizar sus ahorros e invertirlos en la apertura de su primera tienda de barrio en la ciudad de Santa Ana.

Luego se trasladó a San Salvador para instalar la tienda, primero en el barrio Centenario, luego en el barrio La Vega y finalmente en 1945 se estableció en la calle Modelo del barrio Candelaria, donde llegó a tener una tienda bien surtida distribuyendo como mayorista los productos de Industrias La Constancia.

Pronto descubrió que además de las gaseosas el producto más popular era el pan y entendió que en lugar de comprarlo a otras  panaderías,   le resultaría más rentable producirlo. Fue así como en el patio de la vivienda instaló hornos a leña y comenzó a producir primero pan típico salvadoreño que vendía sobre todo a comerciantes que llegaban de Huizúcar a comercializar sus hortalizas y verduras al mercado del barrio.

Luego, su propia visión empresarial la hizo innovar y apostar por los clientes de las colonias de clase media y alta, y comenzar a ofrecer pan especial. Finalmente fundó la panadería Santa Eduvigis, patrona de los sin hogar y de la que doña Ernestina era devota.

Fue así como en 1970, con cinco empleados, estableció una sala de ventas y producción en el barrio de Candelaria de la ciudad de San Salvador y ya con la panadería instalada comenzó a producir panes típicos de El Salvador y desde sus inicios se caracterizó por la fabricación de pan de primera calidad y fue conocida e identificada por el público consumidor como la mejor fabricante de semita del país.

Una empresa familiar

Doña Ernestina tuvo cuatro hijos, don Pablo Arturo Durán,  el menor de los cuatro hermanos ,  recuerda como desde niños ella los involucró en el negocio, primero en la tienda y luego en la panadería y les enseñó, con el ejemplo, lecciones de administración que fueron clave en la prosperidad de la panadería.

Igualmente los 5 hijos de don Pablo trabajaron desde niños en el negocio y hoy dos de ellos administran la panadería: Claudia Ernestina es la actual Gerente General y Pedro David, quien ocupa el cargo de Gerente Comercial. “Es importante en las empresas familiares para no desaparecer, tener un plan de trasferencia generacional”, acotó don Pablo.

“Doña Ernestina nos enseñó a responder a mercados, a buscar nuevas consumidores y  ver nuevas oportunidades de negocio y estas conductas emprendedoras quedaron en la familia y fue así que siempre nos hemos enfocado a buscar nuevos mercados en el exterior y en el interior del país, adaptar los productos a nuevos consumidores, y realizar inversiones permanentes en equipo tecnológico. Estos comportamientos empresariales, los hemos transmitido a la tercera generación, añadió.

La empresa actualmente tiene 10 salas de venta que son cafeterías y panaderías,  ubicadas en centros comerciales, y distribuyen sus productos empacados en las tres cadenas de supermercados del país y en cadenas de supermercados a lo largo de Los Estados Unidos , Guatemala e Italia, España y Canadá.

La supervivencia del negocio

Durante el periodo de la guerra, en los años ochenta, y debido a la situación económica causada por esta, la empresa atravesó un estancamiento. Sin embargo, lograron sortear la crisis y ya en los años 90 , después de los Acuerdos de Paz , se inició una etapa de crecimiento y expansión de los marcados.

Fueron pioneros en la producción de productos nostálgicos al mercado de salvadoreños en Estados Unidos y fue la primera empresa con ventas de productos por Internet, con entregas a través de empresa de courier internacional.

Como la mayoría de negocios del país, Panadería Santa Eduvigis también sufrió el impacto del confinamiento a causa de la pandemia COVID19. “A causa de los decretos emitidos por el Gobierno nos vimos en la obligación de cerrar todas nuestra 10 salas de venta, por un periodo de 5 meses y se redujo el personal de la empresa en un 15 %”, contó don Pablo.

El presidente de la panadería asegura que no solo hubo pérdidas financieras, sino que lamentablente tuvieron que cerrar puestos de trabajo.

Para enfrentar lo que fue la crisis más critica que ha enfrentado la empresa por el cierre de los negocios, la familia y la organización de la empresa, diseñaron una estrategia que garantizara la supervivencia comercial y financiera de la empresa.

La caída de las ventas fue de un 60% en los meses más duros de la pandemia y don Pablo afirmó que cerraron 2020 con una pérdida en ingresos que ronda el 20%, y con pérdidas financieras cuantiosas.

“Sabíamos que íbamos a tener pérdidas y por lo tanto decidimos no buscar rentabilidad, sino en administrar  el flujo de caja, mantener las fuentes de trabajo hasta donde fuera posible  y abastecer a los clientes de las cadenas de supermercados del país y de Los Estados Unidos”, explicó el empresario.

Ante todo se buscó cuidar a los empleados y cumplir con las normativas de bioseguridad  , que incluyó mantener los salarios al personal que por su edad o motivos de salud no  podían llegar a trabajar , invertir en productos y procesos de bioseguridad, se contrató un médico a tiempo completo  para controlar la salud de los colaboradores y  transporte privado al servicio de todos los empleados.

Planes futuros

“Actualmente no tenemos certeza jurídica, y el ambiente económico, social y de salud del país es incierto, lo que no permite tener planes a largo plazo ni proyectar inversiones; estamos detenidos esperando qué pasa con la pandemia, las elecciones y la situación general del país…”, explicó don Pablo.

“Si todo volviera a la normalidad en el mes de marzo podríamos iniciar una etapa de recuperación y si logramos tener apoyo de la banca, posiblemente podremos realizar nuevas inversiones, para poder atender  nuevos clientes y mercados”, concluyó.